Hizo falta solo una mirada para saber que estaba frente a la
persona mas maravillosa que había conocido.
Dos personas totalmente diferentes, uno sin saber de la existencia del otro, pero
estaban mas cerca de lo que pensaban. Quién sabe si fue pura casualidad, o un
capricho del destino.
Amigos y confidentes, pero en su interior, estaba creciendo
algo que por miedo, o inseguridad, simplemente callaban. Y solo hicieron falta
cuatro días, cuatro días para saber que, sentía la necesidad de apostar por él,
a pesar de que tenía la sensación de estar metiéndose en la boca del lobo…
Miles de conversaciones que fluían de la nada, sonrisas que
terminaban en miradas intencionadas, historias que parecían interesantes y
compartían sin ningún temor. Y es que la confianza era el pilar que los
mantenía, hasta que falló. Cuando quisieron darse cuenta, habían acabado con
algo que, ni si quiera habían empezado. Acabaron la historia, antes de ponerle
título.